Foto de la silueta de Fermín Ugarte sobre un fondo abstracto de color rosa.

La intuición es un llamado de dios: un encuentro con Fermín Ugarte

Por Walter Lezcano

Fotos: Marcos Moczulski

Fermín Ugarte está preocupado por el estado emocional del perro que acaba de adoptar. “Se llama Sandro. Tiene cinco meses y llegó hace pocos días a casa. Así que estoy limitando mis horas de salida y cuando vuelvo tengo una sólida media hora de momento-perro porque él requiere toda mi atención y está perfecto porque si no se angustia y esas cosas. Después dicen que los perros se portan mal y es porque la gente no les da atención, no les dan bola”, dice. Uno de los productores de moda en la actualidad (detrás de Postmortem y Por cesárea de Dillom, entre otros trabajos de una lista cada vez más extensa) está atento a esta clase de detalles: “Digamos que estoy de padre primerizo. Tuve perros toda la vida en Chascomús pero es el primero que tengo acá.”

Fermín Ugarte además es compositor y cantante. Sacó dos discos solistas (Orden y progreso y Todo sobre la nada) y varios EPs y sencillos, y también realiza sets de DJ. Está en un momento particular: “Estoy volviendo a escuchar la música que escuchaba cuando era adolescente. Volviendo a un punto cero, preguntándome por qué hago esto. Me doy cuenta de que lo hago porque lo disfruto, porque me hace bien, porque me hace feliz. Y trato de ir desde ahí, sin la mochila cargada del recorrido y lo que hice hasta acá.”

En lo que hace, desde producir lo de otros hasta crear lo propio, hay una gran cuota de placer. Recuerda: “De chico mi mamá me retaba y me decía: ‘Vos no sabés hacer cosas que no te gustan’, y tenía razón, no las sé hacer. Por suerte estoy pudiendo vivir de las cosas que sí me gustan”. Vivir de la música parece un sueño hecho realidad. Fermín se lo toma con calma. Se percibe su inteligencia y su sensibilidad para no comerse ninguna curva ni espejismo. Pareciera que sabe que quiere habitar la música toda la vida y eso requiere cierta rigurosidad y claridad mental. De este modo, lo suyo va de una soledad creativa y, a la vez, tener la posibilidad de nunca estar solo. “En el momento en el que algo se pone repetitivo yo ya estoy en otra cosa”, asegura. Fermín tiene muy claro cuál es su lugar hoy en día: “No soy parte de la rueda de productores que llaman para hacer hits, mi trabajo es mucho más raro y específico: soy el productor que llaman los artistas cuando se hincharon las pelotas y simplemente quieren hacer lo que se les canta el culo. Hay algo de impredecible en mi trabajo”, explica. 

Hablamos por Meet porque sus tiempos de encuentro son acotados. Es comprensible ya que vive un presente donde está conquistando y construyendo su propio espacio tanto personal como sonoro. Por esto último necesita un hogar hecho a medida de sus deseos: “Estoy armando mi primer estudio. Ahí aparecen pequeñas decisiones de dónde va cada cosa, tamaños de escritorios, si las cosas resuenan, etc. Empecé a entrar en una relación más directa y fluida con la técnica, sin intermediarios”, cuenta. A pesar de la distancia que impone la virtualidad sus respuestas siempre resultan cercanas, de alguien que quiere alejarse del simple oficio de responder y trata de estar en el momento. Escucha, piensa, busca en su cabeza lo real, responde y está atento a su interlocutor. Resulta fascinante aproximarse a cómo es el oficio de alguien que trabaja con lo inmaterial y donde nunca hay certezas claras ni homologadas ya que su zona de intervención se ve en el futuro (que es cuando sale la canción o el disco y captura a sus oyentes). Tiene mucho de salvaje también porque reina el instinto y la supervivencia. 

Mientras sigue produciendo solo lo que le gusta (un privilegio y también una elección necesaria que le permite ser fructífero y creativo al mango), adelanta lo siguiente sobre su próximo trabajo que saldrá en el 2025: “Este nuevo EP es la expresión más personal que hice en mucho tiempo. No hay canciones de amor”. 

Fermín Ugarte por Marcos Moczulski

Un músico que tiene tanto de místico como porciones iguales de artesano y de operario.

Están pasando muchas cosas alrededor tuyo en este momento.

Para mí fue un proceso. Esa es la palabra clave. Hay un efecto acumulativo que sucede en las redes sociales con el registro de la obra o el trabajo que uno hace donde todo pareciera ser un gran cuerpo y una gran masa de cosas cuando en realidad es todo bastante más progresivo. Si bien fue un año cargado, fue un año también de mucho cambio. Sobre todo interno, en cuanto a la concepción de lo que hago, por qué lo hago y para qué lo hago. Pensar qué me divierte y qué no. Así como este año trabajé un montón, me expuse mucho menos como persona. Dejé de compartir cualquier atisbo de vida personal en redes sociales, lo que me hizo muy bien a la cabeza. Es el primer año de mi corto recorrido en el que siento que empecé a disfrutar de mi trabajo porque nadie te dice que las cosas buenas también son difíciles. Es algo que te enterás solamente cuando te pasan. Y ahí pensás: “ah, ok, esto también es complejo”.

¿Sentís que desde la producción estás contribuyendo a la creación de nuevos sonidos?

Por un lado, no sé si trabajo en crear un nuevo sonido. Pero sí me pasa que no me sale hacer las cosas de otra manera que no sea intuitiva o contra-intuitiva. No soy una persona ni con entrenamiento musical, ni soy una persona que pueda poner el dinero por sobre la música. No lo digo en términos puristas sino que me cuesta mucho trabajar en una música que me parezca una mierda. Necesariamente tengo que creer en lo que estoy haciendo para hacer el trabajo que hago. Tengo la suerte de que me están saliendo trabajos que me gustan mucho y me apasionan. Con el paso del tiempo el espectro se va abriendo. A medida que uno crece se va poniendo menos prejuicioso y disfrutás de más cosas. Hay algo de armar un sonido que tiene que ver con esa incapacidad que tengo yo para hacer cosas que no me gustan. Después hay algo muy raro en cuanto a mi recorrido y es que empecé a trabajar de esto en pandemia, que era cuando menos trabajo había, y empecé realmente a poder vivir de esto en el medio de una crisis económica tremenda. Hay algo del análisis que se me dificulta.  No sé por qué es pero las cosas me suceden bastante a contracorriente de cómo está el mundo en general. 

Recién nombraste a la intuición. ¿Qué es para un productor como vos la intuición?

Tengo una relación bastante mística y un poco trillada con la intuición. Para mí, la intuición es lo más cercano que hay a un llamado de dios, un llamado del destino. Y cuando está relacionado con mi música o la música de otro artista se trata de facilitar que eso surja y suceda. Hay personas que tienen más o menos naturalidad para conectar con lo intuitivo, pero en mi caso tuve que ir entrenándolo con los años. Además, en mi caso, se trata de discriminar qué es intuición y qué no. Por ejemplo, a veces me resulta difícil distinguir qué es intuición y qué es paranoia o miedo o inseguridad o sobreexcitación por una idea que no tiene asidero con todo lo otro que se está haciendo. Mi relación con la intuición es separar la paja del trigo y ese criterio es muy personal e inexplicable. No es una ciencia exacta ni un ejercicio matemático. Siempre hay algo abstracto e inexplicable que interviene en el proceso creativo en relación a la intuición. Mi trabajo tiene que ver con ordenar eso, no solo adentro mío sino también en los artistas con los que trabajo.

Hay un tema en la actualidad que tiene que ver con la creatividad y su posible formación.

Es decir:

¿Con qué elementos vas construyendo tu caja de herramientas como productor?

Al no ser una persona entrenada formalmente, yo siento que soy una suerte de Frankenstein de consejos. De amigos, de maestros, de ídolo y de personas que estudio en profundidad. En ese sentido, internet fue una herramienta fundamental. Desde chico me despierto y me acuesto viendo entrevistas y pequeños avistamientos de métodos de otras personas. Y lo mismo con amigos y colegas. En el lenguaje musical soy una suerte de collage de todas las personas que conocí y admiré en mi vida. Y mismo las cosas que no me gustaron. Lo que negás también te define. No tuve un aprendizaje metodológico, es una recolección de lo que agarré en mi camino, sumado a la experiencia de hacer canciones. Y a veces también sucede que ese saber se solidifica y lo rompés todo y lo armás de nuevo porque a veces te aburrís y querés hacer la cosa de otra manera. 

Con ese saber que adquiriste como productor, ¿de qué manera trabajás tus canciones?

Voy a empezar diciendo que soy la persona más neurótica que conozco. A partir de ahí aparecen un montón de reacciones super conflictivas alrededor de lo que hago. En este momento estoy en un momento de crisis bastante grande con respecto a mi expresión musical versus mi trabajo. Porque, justamente, es tanto el conocimiento que uno adquiere produciendo a otros artistas, sobre todo de diferentes estilos, que todo ese conocimiento práctico es abrumador a la hora de tomar decisiones para la expresión propia. Tomé una decisión osada para lo que yo suelo hacer (que es un método más colaborativo), que es hacer un EP totalmente solo. Era algo que no hacía desde de mi primer EP, que lo hice en pandemia. Hacía muchos años no me enfrentaba a la música en completa soledad. Ahora tengo listo un EP para sacar el año que viene. Compuse, arreglé, todo lo hice solo, sin opiniones de nadie y sin input externo. También fue un ejercicio de desintoxicación, de volver a encontrarme conmigo mismo. La verdad que es complejo. Tengo muchas preguntas que la única forma de respondérmelas que encontré es seguir creando y haciendo cosas.   

¿Qué te pasa con la industria la hora de pensar tu material?

Siento que en este trabajo hay moldes nuevos respecto de lo que se supone que tiene que hacer un productor que publica su propia música. Por ejemplo: “tenés que seguir, más o menos, en la línea de lo que producís”, “tenés que usar tu nombre para esto y lo otro”, etc. Hay muchas de esas reglas que en los últimos años fui incorporando inconscientemente y este año me pegué el palo de darme cuenta de que no tenía nada que ver conmigo ni con la forma en la que yo quería hacer las cosas. Si bien eso es una búsqueda constante, ahora mismo estoy en un punto de inflexión. Quizás esta pregunta te la responda diferente en unos meses o un año. 

¿Cómo te llevás con la parte puramente técnica: cables, botones, etc.?

Mi labor siempre estuvo orientada a lo creativo y estético, nunca hacia lo técnico. Pero en los últimos años me ganó la curiosidad y me puse a estudiar y aprender mucho. Siempre prefiero trabajar con un ingeniero de sonido que sepa más que yo. Bah, siempre quiero estar cerca de gente que sepa más que yo en cualquier cosa. Nunca es divertido ser la persona que más sabe en la habitación. El rol de alumno me sienta más cómodo, se aprende el triple con alguien que te da consejos. Me puse más ducho en lo técnico en los últimos años. Es un camino que no se termina nunca.   

10 de diciembre de 2024

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