Fanes #03
Camila Mermet
Por Juana Giaimo
ILUSTRACIÓN DE Juliana Zabala
Avenida Corrientes es de la literatura y el teatro. Así que tenía sentido que mi encuentro con Cami Mermet sucediera en La Giralda (bar notable de antaño que ahora está renovado) en una tarde otoñal de marzo. Cami no es solo una autora que busca las sensibilidad de las palabras para sus propios poemas, sino también una gran lectora: si son usuarios de Twitter o Instagram, seguramente han visto sus selecciones de poemas y escritos varios: subrayados, marcados, anotados. Es una lectura activa que nutre su escritura.
En nuestra charla, descubrí que ella es también una fan reflexiva que escucha de forma atenta y piensa en su experiencia personal no solo como formación emocional, sino también para hacer una reflexión social. Por eso, en esta edición de FANES, nos movemos de los artistas musicales para acercarnos al terreno de la poesía.
Hola Cami, ¿Cuál fue la primera banda o artista de la que te volviste fan?
Pensaba en “Fanático” de Lali y cómo ella usó la palabra como sinónimo de “obsesivo”. Son dos cosas muy unidas. La primera vez que me pasó eso fue cuando yo era muy chica y escuchaba No Te Va a Gustar. Estaba bastante en el under porque mis amigas escuchaban De La Gran Piñata —una banda que ya no existe—, Salta la Banca, Las Pastillas e íbamos mucho a recitales. Y a los 15 años yo me encontré con No Te Va A Gustar. Mi abuela es uruguaya y entonces ahí había una conexión. Me parecía un sonido muy familiar. Esa fue mi primera obsesión. Iba mucho a sus recitales, iba antes a estar ahí todo el día. Cuando me enteré que había muerto Marcel Curuchet, el tecladista, fue terrible. Me acuerdo que mis amigas siempre me cargan porque yo en mi casa armé una especie de santuario. Me había puesto realmente mal, porque aparte él era una personalidad en la banda muy notoria.
¿Qué fue lo más loco que hiciste por tus artistas preferidos?
Tengo tatuada una frase de un libro. Cuando empecé a leer, que empecé con Mario Benedetti y Eduardo Galeano, sentí que me cambió la vida. Ellos fueron mis primeros acercamientos a los libros. También fue a los 15 años [Comentario de la entrevistadora: Y sí, es la edad]. Mi mamá era autoritaria en un montón de cosas, pero para los recitales y los libros, cero. Entonces me tatué una frase de Eduardo Galeano en la costilla, un dolor brutal. Es la frase: «Amarás a la naturaleza de la que formas parte», de un relato de él. Nunca fui de perseguir a artistas… pero bueno, me marqué la piel.
[Mozo: “Tenemos dos medialunitas por acá, lágrima doble, un café con leche y un poquito de agua para bajar la dulzura”.]
¿Cuál es tu remera de banda preferida?
Me encantan mal esas remeras que se vendían en Locuras, en Once, que son como plastificadas directamente. Pink Floyd es una banda que descubrí de grande y mi novio tiene una remera y se la uso mucho. Siento que las bandas que te suelen gustar, te gustan también por toda la iconografía que hacen. Me gusta mucho Virus y me encantan los discos que tiene, los colores, lo visual. Me encantaría tener a Lou Reed y su disco Transformer en una remera.
¿Cuál es tu CD o vinilo preferido?
Como lectora y escritora tengo una preferencia por cosas que se pueden tocar: escribir a mano, leer en papel físico. Más que nada porque tengo un vínculo con el objeto y me parece importante trabajarlo. Descubrí que me gusta poner un disco y escucharlo. Cuando no estoy en casa, pienso que no voy a llegar a escuchar un álbum completo en el viaje o que algo va a pasar —porque siempre algo pasa—. En cambio, en mi casa, el disco se me pasa muy rápido y tengo una atención diferente. Puedo escuchar el disco completo y cómo el artista pensó el disco. Me gusta eso de poder tener la experiencia completa y darle tiempo a que eso suceda. Siento que estamos —o yo estaba acostumbrada— a escuchar un tema o dos. Y me gusta esto: el tiempo del disco. Estoy mucho con Superficies de placer de Virus, ayer lo estaba escuchando justo. Estoy mucho con Charly también, con Clics modernos, siempre lo escucho y digo: “No sé qué tema es mejor”. Escucho mucha música nacional.
¿Qué le copiaste a tus artistas preferidos?
Yo creo que justamente la admiración es copiar sin darte cuenta. Si te das cuenta o lo hacés medio forzado, creo que no sale. Las canciones de Virus son poéticas, Charly también… hay mucho ahí para cortar. Todo.
Contanos una fantasía con tus artistas preferidos
Yo siempre digo: “¿Cómo esta persona puede estar muerta?” Me pasa con Elliott Smith, yo lo amo y siempre escucho sus discos y busco sus fotos. Es como un chico triste… es el tipo de chico del que yo me enamoraría: medio callado, reservado, que habla en voz baja. Marilina Bertoldi la amo completamente y John Frusciante, es una cosa increíble también lo lindo que es. Me acuerdo de las chicas de Sandro, hay un espacio de la mujer que es medio impune, que puede hacer cosas que no sé si están bien o mal, como revolear bombachas o corpiños, pero a una fanática le está permitido.
¿Te acordás de algún momento especial con una canción?
Los boleros me llevan mucho a mi abuela y siempre los escucho con esa idea. Mi abuela está viva, pero ya está grande. Hay algo de la música que pertenece a ese terreno del todavía, que revive las emociones. Uno lo escucha y tranquilamente podés llorar con una canción, tienen algo muy especial. Marco Antonio Solís es un clásico de abuela y siempre que lo escucho me acuerdo de la mía, de las casas en las que vivía. Aparte siento que la música es un espacio de la mujer, un lugar feliz para la mujer obrera. Mi mamá y mi abuela, cuando ponían música era porque estaban limpiando y porque ese rato era espectacular. Salía de la rutina silenciosa. ¿Cuándo podía escuchar un disco mi abuela o mi mamá? [Comentario de entrevistadora: la idea del cuarto propio]. Sí, exacto, pero con la música.
Y, por último, contanos algo que un fan haya hecho por vos
Para mí que una persona te lea en este contexto, en este país, es un montón. No sé si llamarlo fanático, pero que alguien compre tu libro y dedique su tiempo, lo suba a historias o que la gente me escriba… Me pasa con un poema en particular que se llama «Mi casa es una mujer» , por el que muchas mujeres me escriben y agradecen. Eso me parece destacable, o gente que te va a ver cuando leés en tal lado o firmar un libro, cosas medio de rockstar, dar besos en los libros con labial. Me encanta hacer eso.
¡Gracias, Cami!
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1 de julio de 2025

