De Carly a Charli,
de Charli a Carly: cómo me siento ahora
POR IGNACIO BALBUENA
ILUSTRACIÓN: RAFAELA CORREA MARJAK
La cultura pop en general y la música pop en particular siguen siendo el amparo ideal para el año difícil que pasó y para el año más difícil aún que parece que tenemos por delante. Durante el 2020 contraté Spotify por primera vez. Siempre fui devoto de coleccionar ipods viejos, cargarles música, y prenderlos meses después para ver qué estaba escuchando en ese momento, a la manera de Ansel Elgort en Baby Driver. Finalmente me rendí a la comodidad del streaming, era lo razonable.
Pero tener acceso a la librería ilimitada de Spotify, paradójicamente, no amplió demasiado mis horizontes musicales. Quizás es la combinación del estado emocional de la cuarentena sumado a haber cumplido 33. Armé un montón de listas y aproveché para descubrir música nueva, pero últimamente busco la comodidad de la repetición, usando el streaming para volver una y otra vez sobre los mismos discos.
En ese marco, dos discos en particular me resultaron particularmente atractivos, no sólo en términos musicales, sino por la narrativa que proponían en torno a la cuarentena: Dedicated Side B de Carly Rae Jepsen y how i’m feeling now de Charli XCX.
Hay varios puntos de encuentro entre ellas. Ambas colaboraron en “Backseat”, el tema que abre Pop 2, el mixtape de Charli XCX del 2017. Las dos, además, coquetearon con el mainstream: Carly Rae Jepsen con “Call Me Maybe” (2012) y Charli XCX con la participación en “I Love It” (2012) de Icona Pop. No lograron sostener el éxito comercial y reaparecieron luego con discos que redefinirían su imagen y sonido. Carly Rae Jepsen sacó Emotion (2015), acaso uno de los discos de pop más trascendentales de los 2010s, mientras que Charli XCX, luego de vincularse al colectivo PC Music y a la productora Sophie (RIP), encontró en el hyperpop una nueva forma de expresión.
La cuarentena, sin embargo, marcó una diferencia clave. Ambas sacaron discos pero la forma en que decidieron producir, distribuir y comunicar estos trabajos no podría haber sido más divergente.
Carly Rae Jepsen lanzó Dedicated Side B en mayo prácticamente sin anuncio previo. Las canciones fueron compuestas y grabadas durante las sesiones de Dedicated (2019), así que no fue un disco ‘de cuarentena’ en un sentido estricto. Carly Rae Jepsen es prolífica a un nivel delirante, se supone que llegó a grabar como doscientas canciones para Emotion. De allí salieron las que conforman Emotion Side B. Por eso, los fans teníamos cierta expectativa respecto a la posibilidad de un lados B de Dedicated. Eventualmente se reveló que el mismo día que salió Dedicated Carly Rae Jepsen ya le había mandado a su manager la lista de Dedicated Side B.
Nada mejor que un disco de pop eufórico y sentimental, para tratar de levantar los ánimos cuando sentíamos que básicamente el mundo se estaba viniendo abajo. La sorpresa le añadió algo de misticismo: Carly Rae Jepsen fue una suerte de ser mágico que vino a aliviar los males del mundo mediante canciones pop, espada en mano. No hacía falta un detrás de escena ni saber los detalles de producción de estas canciones, que se hayan manifestado sin ninguna anticipación las hacía todavía más especiales.
Al igual que Dedicated, los lados B entrecruzan el synth-pop hiper-producido ochentoso de Emotion con sonidos más cercanos al groove de la música disco y el funk. Carly Rae Jepsen es una artista que en cada de sus canciones habla de lo mismo (amor, básicamente) y en cada una de ellas encuentra un ángulo diferente. ‘Así es cómo dicen que el amor debe sentirse’, canta en “This is What They Say”, y, si en este momento no podemos enamorarnos de nadie, siempre podemos enamorarnos de su música.
En un enfoque contrario a Carly Rae Jepsen, Charli XCX apuesta a algo diferente ya desde el título de su último disco. Las minúsculas de how i’m feeling now señalan una mayor vulnerabilidad y un acercamiento diferente a la hora de mostrar su música al mundo. Según Kitty Grady en Vice, hay una línea que une a las artistas femeninas de pop, la audiencia centennial, y una forma de sinceridad propia de la internet contemporánea en relación al uso de las minúsculas.
Charli XCX tenía un disco en camino cuando comenzó la pandemia, inspirado en Janet Jackson, que se vio forzado a cajonear. Encerrada con su novio y sus amigos, decidió componer en un puñado de semanas un disco entero. Escribió diarios, hizo videollamadas con sus fans, pidió feedbacks de letras y beats por Instagram, y compartió versiones en proceso del arte de tapa de sus singles. Un proceso que la acercó al espíritu DIY de sus primeros EPs, pero atravesado por la sensibilidad hiperkinética de su sonido actual.
El resultado es un disco que sería imposible de realizar si no fuera por el mundo súper-conectado en el que hoy vivimos, y que la pandemia no hizo más que acentuar a un nivel casi distópico. Mientras varios de nosotros nos adaptábamos a la modalidad home office, Charli XCX hizo de su aislamiento una experiencia musical que pide escapar del contexto en el que fue realizado: si bien hay sonidos corrosivos, industriales y chirriantes a lo largo de todo el disco, Charli XCX sigue haciendo música que se llevaría bien con un subwoofer estridente en un boliche.
“Anthems”, esa canción con un sintetizador frenético sobre un beat a medio tempo, parece definir completamente la época que nos rodea con apenas una frase: ‘Sometimes I feel okay, some days I’m so frightened’. A veces nos sentimos bien, y a veces estamos muy asustados. how i’m feeling now es experimental pero siempre tiene la pista en mente, mientras que Carly escribe más bien para un cocktail party en su living.
Ante la incertidumbre emocional, volver sobre los mismos discos una y otra vez produce una zona de confort. Descubro riffs escondidos, samples que no había notado, una sucesión de acordes o hasta una pequeña inflexión en una voz autotuneada. Detenerse en esos pequeños detalles es un refugio en medio de una situación tan alienante y difícil de abarcar. Escuchar a Carly Rae Jepsen y a Charli XCX en conjunto es una experiencia bastante complementaria: no es necesario indagar las profundidades de Spotify si se puede pasar del pop empalagoso al pop futurista, de la cama al living, del cocktail al boliche, en solo un par de clicks.