Huracán
Por Nicolás Teté
ILUSTRACIÓN DE Marina Ce
“Aunque digan lo que digan
No me importa el qué dirán
No me importa que murmuren
Porque soy un huracán”.
(“Huracán”, Natalia Oreiro)
Tuve que tomar esta decisión porque es momento de dar vuelta la página, como ella tan bien sabe hacerlo. Di todo lo que pude, logramos muchas cosas juntos. La disolución del “Club de Fans Huracán” es un hecho y no hay vuelta atrás. Quiero agradecerles a todos los que ayudaron a que sea el más importante de la región. Hoy es momento de un cambio para mí y no puedo seguir ejerciendo la función. Soy un poco egoísta pero si yo no soy el presidente, el club tiene que dejar de existir. Espero lo entiendan. Las razones son muchas, entre ellas que la universidad me va a sacar mucho tiempo y no voy a poder dedicarle el necesario al club. Las otras razones son de público conocimiento y prefiero seguir con mi fanatismo en soledad.
La Semana Santa de 1998 viajábamos con papá, mamá y mis hermanos a Buenos Aires. Más de nueve horas de viaje con la radio prendida, buscando siempre la misma sintonía. Estaban haciendo un juego, pasaban una canción y uno tenía que adivinar quién la cantaba. Había dos opciones: Marcela Morelo o Natalia Oreiro. Marcela ya era una cantante consagrada, Natalia venía de protagonizar un par de telenovelas pero no cantaba. Cuando estábamos pasando por la Basílica de Luján en la radio develaron que era Natalia Oreiro, con la canción de la película Un argentino en Nueva York. “Que sí, que sí” fue su primera canción. Para mí fue amor instantáneo. Me pasé toda la Semana Santa tarareándola y cuando estuvimos de vuelta en mi pueblo pedí que la pasaran en la radio para poder grabarla en un cassette. Igual ya había encargado el cassette original en Todo Música, la disquería del centro. No podía dejar de pensar en ella y empecé a decir que era mi ídola. Fue algo mágico.
Unas semanas después se estrenó Un argentino en Nueva York. Fuimos con mi papá y mis hermanos a verla. El cine repleto. Me encontré con varios compañeros del colegio en la sala. En una de las escenas Natalia cantó “Que sí, que sí” vestida con un enterito verde y con su pelo colorado interpretando a Verónica, la adolescente que decide quedarse a vivir en Nueva York sin avisarles a sus padres. La película se convirtió en mi favorita del año, lo dejé por escrito en mi diario íntimo. El cassette de Natalia traía doce canciones, una de ellas era “Huracán”, mi favorita desde que la escuché por primera vez. De ahí surgió el nombre del club de fans.
Durante estos diez años estuvimos difundiendo a Natalia y acompañándola en todos sus trabajos, sin importar lo que hiciera, incluso en proyectos muy diferentes y arriesgados como El Deseo. Quiero recordarles que gracias al trabajo del club de fans se publicó en revista Billiken la biografía de Natalia en la sección “Amigos por carta”. También salimos en revista Genios y nos entrevistaron en varios programas de radio del pueblo. Solo para destacar algunos de nuestros logros.
Los agravios recibidos en el día de ayer demuestran la poca tolerancia de esta sociedad y por eso también decidí desde hoy vivir mi fanatismo en soledad. Es increíble cómo no dejan que la gente se exprese con tranquilidad. Si yo no molesto a nadie. Soy pacífico y hasta tengo una amiga fanática de Nancy Dupláa. Escribo con miedo pero también con alegría de saber que siempre hice lo mejor y que ahora voy a acompañar a Natalia de otra manera. No necesito un club de fans para volver a ver los capítulos de Muñeca Brava o sus recitales en Rusia por YouTube. Hoy el club de fans Huracán se encuentra disuelto. No habrá más flyers de apoyo a Natalia en el colegio, no empapelaré más el pueblo cuando ella estrene una novela y no pediré más sus temas en la radio municipal, donde desde hace diez años encabeza el ranking musical con sus diferentes hits.
A quienes me lastimaron ayer y pintaron la puerta de mi casa con aerosol les pido que piensen en mi familia. A los dieciséis años Natalia dejó su Montevideo natal para triunfar en Buenos Aires. Dio vuelta la página y comenzó de nuevo. Yo hoy hago lo mismo, como bien ella supo hacer. Por favor, no me vuelvan a atacar. Ya está, no voy a hacer ningún intento de sumar socios al club de fans. Se acabó Huracán. Ganaron.
Publicado originalmente en Nada nos puede pasar por Blatt & Ríos (2021).
28 de julio de 2022